viernes, 10 de junio de 2016

Hinneni

"Heme aquí, plenamente presente". Este sería el significado más concreto de esta hermosa palabra que nos da título. La plena presencia. El auténtico estado de permanencia en un ahora que es infinito y eterno. Es desde ahí donde surge todo y resurge en un continuo movimiento de vida que no tiene fin. La expresión de la eternidad de la mano de la naturalidad de su reconocimiento. Esto en esencia fue lo que vivimos en el día de ayer juntos los asistentes al encuentro que tuvimos en la Asociación Hinneni. El tiempo que no existe, determinado por las manillas del reloj artificial que guía la inconsciencia de una vida programada, desapareció, y sólo quedó la eternidad. Las horas pasaron y el disfrute del momento compartido nos invadía, pues no había defensas, estábamos rendidos al inmenso placer de recordarnos desde lo profundo, de reencontrarnos, de reconocernos. La sanación colectiva fue la excusa, y a mí me tocó el inmenso privilegio de actuar de maestro de ceremonias, pero, como bien sabéis, la maestría es una, y está presente en cada corazón que, inundado de amor, expresa la divinidad de lo que somos. Un conjunto de artistas pintando un lienzo de luz gloriosa con la paleta del gozo como instrumento. Gracias, queridos compañeros de camino. Gracias por mi, por la inmensa oportunidad que me dais de compartir mis dones en vuestra compañía. Y por todas y cada una de las personas que han pasado, pasan y pasarán por nuestra sede, un vergel de energía y naturaleza, para salir renovadas e iluminadas por vuestra generosidad. Gracias.

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